domingo, 3 de junio de 2012

Primates en peligro de extinción


Las primeras noticias que se tienen de los monos, juzgando por sus impresiones esculturales y los mitos, se remontan a la antigüedad profunda. Desde antaño los monos eran objeto de caza, comercio y distracción. Su semejanza con el hombre, en cierto grado explica el marcado interés religioso a los simios, por ejemplo, en Egipto e India.

Al Egipto antiguo (the ape in antiquity, McDermott) traían los monos para la venta desde Etiopía, Libía, Mauritania y otros países vecinos, donde éstos hasta hoy día existen. Los monos llegaban también en calidad de trofeos militares . Así, por ejemplo, en el templo de Der-el-Bahri, erigido hace 3500 años, hay un relieve que presenta a los barcos con la presa en forma de árboles de mirra, aceite de mirra, marfil, madera y diferentes monos.

En Tebas, en el sepulcro del visir Rehmir (1500 a.n.e.) están presentados clara y vivamente los dones y objetos del tributo de los países extrajeros, entre ellos, los monos: uno, por lo visto el macaco verde (Cercopithecus callitrichus), está representado sentado sobre un colmillo de elefante que se encuentra sobre el hombro de un egipcio, probablemente el papión babuín (Papio cynocephalus), lo lleva en una traílla otro egipcio.

De fama máxima, en el Egipto antiguo, gozaba el papión de caperuza hamadríade (Papio hamadryas Linnaeus), que era un animal sagrado para los egipcios, personificando al dios de la Luna, escritura, sabiduría, salud y magia, Tot; el hamadríade al mismo tiempo, se relacionaba en las imágenes dee los egipcios, con el dios del Sol, Ra. Hasta nuestro tiempo se conservaron muchas imágenes, entre ellas , las figuritas esculturales de papiones, con una antigüedad de unos 4000 años; se conservaros sus momias y también las de otros monos. Los monos de Egipto, en particular, los hamadríades, también se encontraban en algunos países del Mediterráneo oriental. En el Mediterráneo occidental conocían al macaco sin cola, magoto (Inuus acaudatus) que llego a Mauritania, Numidia y Libia.

En aquellos tiempos los monos  vivían también en dos islas en el  mar Tirreno , cerca de las costas de Campaña- en Ischia y Procida; las llamaban Símicas o Pitecusas (Pithecusae). De ahí sacaban a los monos para venderlos en los países del Mediterráneo que los compraban para distracciones, para las casas y el amaestramiento.

Aristóteles distinguía tres tipos de simios. A los pitecos (pitekos, gr. mono) él refería a los macacos, por ejemplo , magoto o el mono barbárico; a los cebidos ("cebos" gr. , mono con cola larga)-- macacos; a los cinocéfalos (cinos" gr. --perro, "cefale"--cabeza) o los papiones.
En las descripciones de los autores antiguos es difícil encontrar dato alguno acerca de la biología de los simios. Tampoco tiene estos datos Plinio el Antiguo que menciona a los monos y el carácter feroz de los papiones. Aritóteles señala grandes caninos en los papiones.
Cludio Galeno (130-200 a.n.e.) médico, anatomista y fisiólogo , los informes sobre la constitución de los monos, Galeano hacía autopsias no sólo los monos sin cola , (macacos magotos, sino también de los papiuones). Algunos suponen que éste tuvo a su disposición monos antropoides.
Sobre los rasgos morfológicos y anatómicos, propios de los monos, Galeno escribió por ejemplo, que las plantas de los pies parecidas a las manos, de todas maneras tienen talón, y el dedo gordo en las extremidades anteriores está desarrollado débilmente; que el húmero se articula con el omóplato de otro modo que en el hombre, en cual la fosa articular es menos profunda y está dirigida lateralmente, los  músculos glúteos en los monos esta menos desarrollados absoluta y relativamente que en el de los hombres; los músculos masticadores temporales están desarrollados más débilmente que en el cerdo, oso y otros mamíferos estudiados por él, señalaba que el mono con frecuencia, durante la trepación toma una posición del cuerpo más o menos vertical, por lo que no puede considerársele como un animal puramente cuadrúpedo. Se desconoce si Galeno hacía o no autopsias de monos antropoides, en aquel entonces los antropoides africanos, el chimpancé o gorila, y al máximo , los antropoides asiáticos, los gibones o orangutanes, entraron en la región del Mediterráneo sólo en caso muy exclusivo.

En general, los datos sobre los monos antropoides, en la literatura antigua, son muy escasos y confusos. Entre las obras de arte con imágenes de monos es muy difícil y sólo convencionalmente se puede reconocer en algunos de ellos a los antropoides. Así, según opinión de McDermontt, el relieve egipcio de terracota del anticuario berlinés (inventario- 31276) presenta a una hembra de gorila sentada, la cual con la mano derecha abraza y mantiene a una cría pequeña , y con la izquierda, a una más grande. Esta última, sin embargo, al juzgar por las nalgas fuertemente desarrolladas y el tipo de la cara, debe ser determinada, más bien como un niño humano. La cara de la madre es muy redonda, parecida a la humana, pero las manos y los pies son de tipo símico. El pequeño , en realidad, es un mono, pero tiene cola, lo que testimonia su pertenencia a los monos inferiores.

Sobre el conocimiento de los hombres antiguos acerca acerca de la existencia los grandes monos, se puede juzgar también por las imágenes en la pared del anfiteatro de Pompeya. Aquí están dibujadas cinco escenas de peleas de fieras salvajes: de la leona y del toro, la tigresa y el jabalí: la leona y el ciervo; el oso el y el toro; el tigre el mono. Se puede suponer que en la última pareja está presentado el mono tipo gorila.

Los monos antropoides se mencionan en la descripción del viaje del navegante cartaginés Hannón hacia las costas occidentales de África (cerca del año 470 a.n.e.). Deteniéndose en las orillas del Golfo de Guinea, en la región de Sierra Leona, Hannón y sus acompañantes penetraron en la profundidad del país. Por lo visto, cerca de Kakulima y Sherbro, ellos se encontraron con una manada de algunos monos grandes. Los machos desaparecieron, pero tres hembras fueron matadas. Sus pellejas fueron traídas a Cartago donde se conservaban en el templo de Juno

La mayoría de los científicos suponen que en la comunicación de Hannón se trata de gorilas o chimpancés. De una o de otra manera, no se puede negar el conocimiento esporádico de los habitantes antiguos del Mediterráneo acerca de los monos antropoides de África, y puede ser, también de Asia..

El primer intento de sistematizar la acumulación de conocimientos sobre los monos lo encontramos en la obra de Konrad Gesner (1559) publicada hace 400 años, sobre lo cual se comunica en el libro de Robert y Ada Yerkes (1934). Gesner tuvo el objetivo de aclarar posiblemente las ideas sobre l0os monos conocidos en su tiempo. El citó breves informes no sólo acerca de las variaciones de una u otra forma, su propagación geográfica y el hábitat, sino también sobre el aspecto exterior, modo de vida y rasgos de la psiquis.

En el libro de Gesner hay datos, preferencialmente, sobre los monos inferiores. En lo que se refiere a los antropoides, la imagen de la mona que éste inserta en dos pies se asemeja al chimpancé por las plantas, estando el resto lleno de contradicciones. Así, por ejemplo, ésta tiene dibujadas las glándulas mamarias de mujer y al mismo tiempo una cola larga.

Las comunicaciones más verídicas sobre los chimpancés datan del siglo XVll, cuando Nicolás Tulp(1741) describió con suficiente exactitud el ejemplar de un chimpancé.

En el siglo XVll se produce un viraje en el conocimiento del chimpancé, cuando sale a la luz la famosa obra de Edward Tyson "Orangoutan sive Homo sylvestris"(1699). Aquí hay que señalar que el nombre orangután fue tomado por Tyson para el chimpancé, de un lado como conviene por el sentido, y del otro, puesto que en aquellos tiempos a los chimpancés y orangután les consideraban como representantes de una misma especie de monos antropoides sin cola. Lo último fue motivado probablemente, porque en Europa traían sólo a las crías o individuos muy jóvenes de estos antropoides, los cuales cuando joven revelan gran semejanza entre sí.
Tyson dio al ejemplar del chimpancé por él estudiado, el nombre de pigmeo, deseando con eso expresar su diferencia de especie del orangután más grande de Malaya. Esto es, indudablemente, el gran mérito de Tyson, puesto que durante todo el siglo XVlll se mezclaban los conceptos sobre los antropoides africano y asiático. A los chimpancés muchos les llamaban orangutanes negros o pongo, y a los orangutanes de Malaya, rojizos o joco. En los tiempos de Tyson no se tenían informes sobre los orangutanes rojizos de la isla de Borneo o Sumatra. Por vez primera estos grandes antropoides los menciona verídicamente y los describe brevemente el investigador holandés Jackob Bontius,1658. Pero sólo después de pasar medio siglo, el capitán inglés Daniel Beeckman 1718, que contribuyó al conocimiento del modo de vida de los orangutanes, señaló, en particular, que éstos no saben nadar y comunicó que la palabra malaya "orangután" ( Orang-ootang) significa "hombre silvestre".

Los viajes de los investigadores ingleses en la primera mitad del siglo XVlll a las Indias Holandesas dieron inicio a las colecciones anatómicas de los orangutanes. En Inglaterra fueron recibidas las primeras pellejas, esqueletos y órganos sueltos, que se encontraron en el Museo de Hans Sloane. Puesto que estas colecciones se pusieron como base del Museo Británico, entonces allí aparecieron materiales relacionados con los "orangutanes rojizos", los cuales en el siglo XVll todavía no estaban suficientemente diferenciados por los zoólogos de "orangutanes negros" de África.

Precisamente, gracias a las colecciones anatómicas de los orangutanes, en la prensa pudo aparecer la descripción detallada de sus particularidades exteriores, hecha por George Edwards 1758-64.

El naturalista holandés Camper 1791, logró observar en la casa de fieras al orangután vivo. A su disposición se encontraba también el cadáver conservado en alcohol de una hembra de orangután traída desde la Isla de Java. Camper prestó atención al dedo grueso de los pies de los orangutanes, observando que éste es muy pequeño, rudimentario y no tiene uña, mientras que el dedo del chimpancé es grande y está dotado de una uña ancha, bien desarrollada. Si se toma en consideración está circunstancia, y al mismo tiempo la brusca diferencia en el color del pelo, entonces, según la confirmación correcta de Camper, el orangután y el chimpancé no pertenecen a una misma especie, sino a diferentes.

Camper tuvo la posibilidad de estudiar ocho ejemplares de orangutanes y aclarar muchas peculiaridades de su aspecto exterior y estructura interna. Pero el honor de descubrir que en el Oriente existe realmente una gran especie de orangután, pertenece a otro investigador holandés, Arnout Vosmaer 1778.

En aquel entonces los científicos sólo conocían pequeños ejemplares jóvenes de orangutanes rojizos, con una altura de hasta 70 cm. Vosmaer fue el primero que logró obtener después de largos intentos, el cadáver de un enorme macho de orangután. I. C. Radermacher 1780, comunica que este ejemplar fue matado por el inglés Palm. Los intentos de capturar vivo al animal no tuvieron éxito; una de las causas fue que el orangután rompía ferozmente los ramas verdes y las tiraba a los cazadores.

Para lelamente con el estudio de los orangutanes, aumentaba el conocimiento sobre los monos sin cola, antropomorfos, pero mucho más pequeños, del sur y sudeste de Asia. Estos son los gibones que están representados por un gran número de especies que se diferencian por la variación intensa de la coloración del pelo.

Las comunicaciones sobre los gibones que penetraban a veces en Europa, aún en la antigüedad , por mucho tiempo fueron bastante inexactas. Sólo a partir de la segunda mitad del siglo XVlll comienzan a llegar informes más detallados acerca de algunas especies de gibones, por ejemplo, sobre el gibón plateado-gris de Java (Hylobates leuciscus), o vau-vau, y sobre el gibón de manos blancas o el lar (H. lar Linnaeus) de Tenaserim y de la península de Malaca, y también sobre el gibón ágil (H agilis F. Cuvier 1821) unco, de la isla Sumatra.

La descripción detallada del gibón plateado-gris de Java y de sus diferencias de las formas indias fue publicada por Imperen y Schouman 1784. Una serie informaciones sobre gibones y otros monos las comunican los prestigiosos autores de la primera mitad del XlX, James Reinnie 1838, y William Martin 1841.

En este tiempo, en la sistematización de los primates se distinguen muy específicamente dos géneros de gibones: comunes (Hylobates Illiger 1811 y palmeados Symphalangus Gloger,1841). En el primer género habían 5-6 especies, en el segundo, sólo una. Pero, aún durante largo tiempo existía la dificultad de la determinación de las especies de gibones a consecuencia de su polimorfismo muy grande. No es fácil de observar a los gibones en libertad, puesto que en su mayoría habitan en los bosques montañosos espesos e inaccesibles; además, la velocidad del desplazamiento por los árboles de estos pequeños y muy temibles antropoides - braquiadores veloces-- es extraordinariamente grande.

Hace 25 años que se realizó una expedición especial a Siám, durante la cual se observaron los gibones en libertad y recogió una colección de 300 ejemplares, estudiada detalladamente por A. Schultz.
Sobre todo, muy tarde, entre el número de monos antropoides fue descubierto el gorila, comenzando las comunicaciones sobre el mismo en la mitad del siglo XlX. Las comunicaciones verídicas acerca de estos dueños de los bosques tropicales del Africa Ecuatorial Occidental, por vez primera fueron publicadas por Tomas Savage y Jeffries Wyman 1847.

Tomando al gorila por una nueva especie de orangutanes, pero la más cercana a los chimpancés, los autores la denominaron troglodita gorila (Troglodytes gorila,Savage a. Wyman,1847), el nombre local-enge-ena. De aquí en lo posterior, apareció el nombre engina, y luego el término de especie gina (Gorila gina) propuesto por Isidor Goffroy-Saint-Hilaire 1855, para establecer la nueva especie del chimpancé. Este término fue empleado hasta que fue sustituido por el del Gorila gorila, para designar al Gorila costeño, que se obtuvo mediante la combinación de los nombres del género y la especie, según Goffroy y Savage con Wyman.

El descubrimiento de este enorme antropoide provocó un interés muy grande entre e los biólogos. En 1855, la primera gorila viva, Jenny, fue exhibida En Inglaterra como un chimpancé. Este ejemplar sirvió de objeto para la monografía sobre el gorila de Richard Owen 1859.
El gorila macho de Gabún, nombrado Mpungu, fue traído a Alemania en junio de 1876 por el doctor Julius Falkeinstein y alojado en el acuario de Berlín, y luego exhibido también en Londres y Hamburgo, atrayendo miles de personas en todos los lugares, murió en noviembre de 1877.
El interés hacia los gorilas provocó nuevas investigaciones de las particularidades de su aspecto exterior y su constitución, modo de vida y conducta. Pero el continente africano, aún durante mucho tiempo ocultaba otra forma de gorila que habita en la zona montañosa y volcánica del Africa Oriental, al norte del lago Kivy y las regiones montañosas vecinas. Las primeras noticias sobre los gorilas montañeses fueron traídas a principio del siglo XX por el capitán alemán Oscar von Beringe. La descripción primaria de estos antropoides, todavía más grandes, fue publicada por Paul Matshie 1903. Sin embargo, sólo en 1913 Beringe trajo a Europa las pellejas y cráneos de varios ejemplares de los gorilas montañeses , y el primer ejemplar vivo - una cría de sexo femenino-- fue cazado por el conocido cazador norteamericano Ben Burbridge 1928.
Siendo presentado a Roberto Yerkes para observaciones y experimentos respectos a la conducta, esta cría de gorila recibió el nombre de miss Kongo. A pesar de que la mona vivió poco, hasta abril de 1928, de todas maneras los experimentos hechos por Yerkes, le permitieron sacar importantes conclusiones el carácter de la actividad nerviosa superior. Una de éstas expresa, que según el nivel del desarrollo de la psiquis o intelecto, al gorila es superior a otros antropoides, y por lo visto, incluso superior a los chimpancés.
Las comunicaciones sobre los gorilas recopiladas en el primer cuarto del siglo XX, y antes permitieron a Harold Jefferson Coolidge 1929, que conoció también las colecciones de monos disecados, esqueletos y otras partes del cuerpo en los museos e institutos de muchos estados, entre ellos en la URSS , publicar la obra capital sobre las particularidades de la estructura del cráneo y también sobre la clasificación del género de los gorilas. En particular, él presento la subdivisión del genero gorila en dos subespecies: occidentales o llanura (Gorilla gorilla gorilla), y orientales o montañeses (G.g. beringei).
Un gran aporte en el conocimiento de la vida de los gorilas, en condiciones naturales, lo dio el zoólogo Carl Akeley, que junto con su mujer Mery 1934, realizó muchas expediciones al Africa Oriental. Ellos, durante muchos años observaron allá la vida de diferentes mamíferos, entre éstos, la de los monos que viven en los bosques espesos de las laderas de los volcanes apagados, en " el vedado de los gorilas montañeses", establecido por el gobierno belga en 1925.
Las observaciones de la vida de los gorilas montañeses llevadas a cabo por el zoólogo-científico Akeley, permitieron derrotar el prejuicio sobre la ferocidad excesiva de los gorilas respecto al hombre, excepto, naturalmente, de aquellos casos cuando éstos son atacados por los cazadores. Las observaciones detalladas sobre los gorilas montañeses en su vedado fueron realizadas también por Harold C. Bingham 1932. El siguió las vías de desplazamiento, modo de alimentación, construcción de nidos nocturnos y otras formas de la actividad vital de varias manadas de gorilas.
De tal manera, en la primera mitad del siglo XX las informaciones sobre los gorilas se completaron. Muchas decenas de esqueletos, cráneos, pellejas y cadáveres de gorilas (en la mayoría costeños) sirvieron para el estudio de sus particularidades anatómicas. Como resultado de las investigaciones fue publicada una gran monografía sobre la anatomía del gorila, basada en las descripciones redactadas por el famoso conocedor de gorilas Harold Cushier Raven 1950, "The anatomy of Gorilla.
Al parecer, el descubrimiento del gorila montañés puso fin a la lista de los géneros de los antropoides modernos. Sin embargo, en los últimos tiempos, en calidad de género especial de los monos antropoides africanos, algunos autores destacan la forma que se dio a conocer hace varios decenios. Su decripción bajo el nombre de chimpancé pigmeo o panisco (Pan paniscus Coolidge1933).
Teniendo una semejanza común con el chimpancé, estos pequeños antropoides se caracterizan por el peso y largura pequeña del cuerpo, ausencia de senos frontales, diferencias de otras particularidades anatomofisiológicas, proporciones del cuerpo, sonidos de la voz y de la actividad nerviosa superior. Partiendo de esto, E. Tratz Heck 1954 proponen establecer para los chimpancés enanos un nuevo género-- bonobo, con una especie-- bonobo de panisco (Bonobo paniscus Tratz u. Heck 1954), pero esta opinión fue fuertamente criticada (Gremiatski 1957). Es más correcto considerar el bononbo como la especie de los chimpancés enanos paniscos, según la proposición de E. Schawrz 1929, a pesar de que Simpson 1963 admite que el bonbono es próximo también al gorila.
De tal manera, el conocimiento de los monos antropoides y su estudio comenzó hace 250-300 años. En los que se refiere a los monos catarrinos inferiores, como los macacos o papiones, ya eran conocidos desde la antigüedad profunda.
Los monos americanos fueron conocidos sólo a partir del Descubrimiento, por Cristóbal Colón 1492, el cual los descubrió en las Indias Occidentales, cerca de la América del Sur. Estos fueron los monos de cola prensil del grupo de los capuchinos. En América Central y del Sur habitan los monos platarrinos: de cola prensil (capuchinomorfos) y de garras (titimorfos). Los indios los cazan por su carne, para la venta, y muchos tienen allí a los monos en calidad de animales domesticados. En Brasil, donde vive la mayoría de estos animales, se conocen centenas de modos de preparar platos de carne de mono. Los europeos, penetrando más y más en la espesura de los bosques vírgenes tropicales de América, descubrían nuevas especies de monos platirrinos. Ya en los trabajos de los biólogos de la segunda mitad del siglo XVlll se tienen sus múltiples descripciones. Sin embargo, muchas especies, en aquel entonces, eran desconocidas.
A principios del siglo XlX, el naturalista alemán Alexander von Humboldt junto con Aimé Bonpland 1811-15, descubrio en la región del Amazonas superior la nueva especie del mono lanoso de cola prensil. Humboldt la llamó Simia lagotricha. En lo posterior está especie recibió el nombre de mono lanoso barrigudo de Humboldt (Lagothrix humboldtii 1812), hoy día Lagothrix lagottricha.
Más tarde fueron descubiertas nuevas especies, entre ellas habían unos a los cuales de inmediato no se podían considerar como monos de cola prensil o de garras, por ejemplo, el Callimico goeldii Thomas 1904. Esta especie fue descubierta en el curso superior de las Amazonas a principios del siglo XX y hasta ahora es conocida por un número muy ínfimo de ejemplares. Este mono tiene uñas en forma de garras como en los titíes, pero en la boca tienen 36 dientes como los de la cola prensil.
La composición de los monos americanos ha sido investigada deficientemente. A su sistematización está dedicado el trabajo de R.J. Pocock 1917-20, y a su anatomía, el de J. Beattie 1927. La monografía reciente de W. C. Osman Hill 1957, estudia la anatomía y sitematización de los titíes en el lll tomo, los dos siguientes se dedican a los monos de garra, en el cual los titíes bigotudos tamarinos (Tamarinus, Trouessart 1899).
Ch. Carpenter 1934-35, publicó las observaciones sobre la conducta, en condiciones naturales, de los monos aulladores (Alouatta palliata Gray,1848), y los monos rojizos arañas (Ateles geoffroyi panamensis Kellogg a. Coldman 1944). También salió a la luz el trabajo de Klüver 1933, dedicado a la investigación de la conducta de los capuchinos en las condiciones del experimento de laboratorio. El autor descubrió en ellos un desarrollo muy fuerte de la actividad nerviosa superior. Estos pequeños monos, para conseguir la comida, usaban palos o construían pirámides de varias cajas pequeñas para poder alcanzar las frutas colgadas.
Los primates inferiores -tarsinos, lemures y tupaias-- atrían la atención de los investigadores en un grado no tan grande como los monos. De éstos, los lemures o prosimios son más estudiados.
Los lemures de Madagascar fueron conocidos mucho antes por los africanos, puesto que la isla de Madagastar fue más accesible para los navegantes y viajeros que el mismo continente. Pero en Madagascar y en las islas vecinas las nuevas especies de lemures no fueron descubiertas hasta fines del siglo XXVlll. El descubrimiento más asombroso fue hecho hace más de 150 años por el viajero Pierre Sonnerat 1782, el cual descubrió al representante de los primates inferiores, más especializado y desviado en la constitución del cuerpo, a saber, Daubentonia madagascariensis Gmelin 1788.
De acuerdo con la historia de los representantes de los lemures de lori, se puede decir que de las formas africanas la primera en conocerse fue el potto o perodicticus (Perodicticus Bennet,1831). Sobre éste, por vez primera, comunicó W. Van Bosman en 1704, pero sólo en 1830 E. T. Bennet, dio la des descripción completa de este lemur asombroso, valiéndose de varios ejemplares de Sierra Leona (Africa Occidental).
Mucho más tarde, hace mas de un siglo, los científicos europeos conocieron al potto de Calabar Viejo (Nigeria) o arctocebus (Arctocebus Gray,1863). Dos ejemplares Angwantibo, como les llaman allí la población local, fueron mandados en 1859 a Edinburgo ( Ecocia ), y después de pasar un breve tiempo, apareció la obra de J.A. Smith 1860, sobre los rasgos de la estructura propia al potto de Calabar (Arctocebus alabarensis Smith 1860).
Las primeras publicaciones sobre los demás formas africanas de lemures, es decir, sobre el galago (Galago E. Geoffroy 1796) y hemigalago (Hemigalago Dahlbom, 1857), aparecieron también comparativamente tarde. Por ejemplo, el galago de Senegal fue descrito por Etiene Geoffroy-Saint-Hilaire en 1796. El galago de Demídov, o hemigalago, difundido ampliamente en Africa Occidental y Central , fue estudiado por G.J. Fischer von Waldheim en 1806. De tal manera, ambos representantes dell grupo de los galago sólo hace más de 150 años que por vez primera sirvieron como objeto de investigaciónes de los científicos.
Pasando a las formas sudasiáticas y malayas de los lemures lori, que recuerdan mucho a los perodicticus y arctocebus, hay que señalar que el lori fino (Loris gracilis E. Geoffroy 1796) de la isla de Ceilán fue conocido por los científicos 100 años antes, aproximadamente, que el lori gordo o coucang (Nycticebus coucang Boddaert, 1785). En 1684, Jean de thevenp describió al l0ori fino; en 1688 Christoph Schewitzer dio al lori fino el nombre de lever. Más tarde, éste se convirtió en loeris, y Buffon le dio el nombre de género-- lori (Loris).
El primero de los científicos europeos en descubrir al lori gordo fue Arnout Vosmaer 1770. El estudió la conducta y costumbres de este pequeño primate sin cola, que se distinge porque se mueve lentamente y sin hacer ruido. Este informe tan detallado y contundente sobre los lemures pertenece a la pluma de Hill1953. En la misma región zoogeográfica Indo-Malaya habitan otras formas inferiores de primates. Estos son los tarsinos, que son formas especializadas,y también las tupaias que, al contrario, tienen una estructura más bien generalizada del cuerpo.
El género de los tarsinos o tarsidos (Tarsius) fue establecido sólo en 1780 por G.B.C. Storr. Este pequeño primate se carateriza por la cabeza redonda y ancha, ojos grandes, extremidades anteriores muy cortas y las posteriores muy largas; los huesos calcáneo y navicular son alargados y la cola muy larga la cual juega el papel de órganos de apoyp, repulsión y equilibrio durante los saltos. Debido a todo eso, los tarsinos despertaron gran interés.
En 1864 apreció la obra capital de H. Burmeister que vino a ser la base de loos trabajos ulteriores acerca de la anatomía de los tarsinos. A fines del siglo XlX, A.A. Hurbrech 1894 describió el transcurso del desarrollo embrionario y la estructura de la placenta cónico-discoidal del tarsino. En 1925, H.H. Woollard publicó su trabajo que generalizó la anatomía de los tarsinos.
Los rasgos de semejanza del tarsino con los monos despertaron un interés especial entre los científicos. En 1916 salió a la luz el primer libro de Frederic Wood Jones, en el se trata sobre el origen directo del hombre de los tarsinos fósiles; este libro rsultó ser motivo de gran discusión entre los antropólogos.
El reciente libro de Hill (t. ll, 1955) sobre las particularidades anatomofisiológicas y taxonomía de los tarsinos permite echar una mirada retrospectiva sobre la historia de la idea taxonómica acerca de la compposición de este grupo de los primates inferiores. Primeramente, G. J. Camel 1705, describió el ejempplar de tarsino de las Filipinas denominado Tarsius syrichta Linnaeus 1758. Más tarde aparece el nombre de la especie --tarsino fantasma ( Tarsius spectrum), dado por P.I. Pallas 1758, para el ejemplar de la isla Célebes por él estudiado.Al principio del siglo XlX se estableció la tercera parte especie, el tarsimo bancano (Tarsius bancanus ) descubierto por Thomas Horsfield 1821).
Estas tres especies se reconocen por Hill hasta hoy día. El tarsino occidental (Tarsius bancanus Elliot 1910), habita en la isla Banka, Sumatra (en su parte noreste), Borneo y la isla sureña Natuna. El tarsino filipino (Tarsius syrichta Linnaeus 1758) se encuenttra más al este, en las islas Mindanao, Bohol, Samar y Leyte. Más hacia el oriente habita la especie del tarsino oriental (Tarsius spectrum Pallas 1778); su patria son las islas Célebes, Sangir y Banggai.
En la región zoogeográfica Indo-Malaya, del grupo de los primates inferiores son las tupaias (Tupaiidae), que en su mayoría los especialistas atribuyen, como nates, al orden de los insectívoros (Insectivora) Como escribe Marcus Ward Lyon 1913, las noticias sobre tipaias comenzaron a llagar sólo a partir de aquel instante, cuando en 1780, el médico W. Ellis describió una de éstas y la dibujó. Este ejemplar fue encontrado en la isla de Pulo Condore, cerca del litoral de Cojinjina en el sureste de Indochina.
Cuarenta años después de eso, Thomas Staford Raffles 1812, basándose en los descubrimientos anteriores, estableció el género de las tupaias (Tupaia) con dos especies;: tupaias rojizas (T. ferruginea) y tana (T. tana). Pero Raffles ignoraba que en el aquel entonces en el Museo de Pa´ris se encontraba un ejemplar de la tupaia de Java (Tupaia javanica Horsfield 1824), madada por Leshenault de la Tour en 1807.
Otros géneros de la familia de tupaias fueron establecidos mucho más tarde. Así, por ejemplo, hace cerca de 100 años, J. E. Gray 1848 separó el género Ptilocercus de las tupaias que tienen la cola sin pelo y sólo en el extremo está bordeada con pelo que da la forma de pluma; la superficie inferior de la cola está cubierta con escamitas.
Al mismo tiempo, W. Elliot 1849 separó a las tupias indias del género Anathana. Un poco antes, H. Schaleger y S. Müller 1839-44, describieron el género Dendrogale de Borneo y Cambodia. Más tarde que otras fueron estudiadas las tupaias urogale de la isla Mindanao por J. Whitehead 1879.
De una u ottra forma, el conocimiento más profundo de las diferentes tupaias condujo en la primera mitad del siglo XX a la idea de su parentesco más próximo con los lémures. Esta fue expresada y confirmada en los trabajos de W. Kandern 1922, y W.E. Dwigth 1954, destacó con gran con gran acierto que la idea sobre el estudio de las partcularidades anatómicas, ecología, costumbres y conducta de las tupaias es muy deseable, no solamente para la aclaración del desarrollo evolutivo de ls primate, sino también para la comprensión de las antropogénesis. El autor del libro presente está de acuerdo con la necesidad de tratar a las en calidad de primates inferiores (estos argumentos están dados por él en los complementos para el trabajo de Max Weber "Primates" 1936). Diremos también que las tupaias se incluyen en el ordenn de los primates por los autores más modernos, entre ellos Walter Fieldler en el compendio " Primatología"

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