jueves, 30 de septiembre de 2010

El anillo del Rey Salomón





Konrad Lorenz fue uno de los fundadores de la etología, que es la ciencia que estudia el comportamiento animal.
La contribución científica más famosa de Konrad Lorenz fue el descubrimiento del "imprintig" o impronta. La impronta es un tipo de aprendizaje, rápido y relativamente irreversible, que puede tener lugar sólo durante un periodo de tiempo muy breve., y que puede ser de dos tipos, la "impronta" propiamente dicha,  que consiste en el reconocimiento de lso progenitores, y la "impronta sexual" que consiste en el reconocimiento de la especie. en éste aspecto, en la impronta sexual se determina a qué sexo pertenece el propio individuo, por eso, una de las posibilidades que se baraja para explicar la "homosexualidad" es que el individuo confunda los roles sexuales de los progenitores durante este periodo, y por ende, el suyo propio, dando como resultado la atracción hacia el mismo sexo. Por supuesto declino cualquier teoría que explique la homosexualidad como componente genética o de carácter patológico. Un ejemplo de impronta parental: los patitos acabados de salir del huevo siguen y se mantienen socialmente unidos al primer objeto móvil que ven, que normalmente es su madre.


“Cuenta la historia que el rey Salomón podía hablar con las bestias, las aves, los peces y los gusanos. También puedo hacerlo yo, y no necesito para ello ningún anillo encantado. Por lo que a mí respecta, no considero muy noble emplear anillos mágicos en el trato con los animales. Sin tales encantamientos los seres vivos cuentan, al que sabe escucharlos, las historias más maravillosas, que son precisamente las verídicas”.

“Martina” y Konrad


Con el fin de ver nacer los pollitos, Lorenz incubó los últimos dos días los huevos de ganso gris. Al nacer el primero, y después de ver maravillado el milagro de la eclosión, Lorenz devuelve el gansito gris a la oca que había empollado los huevos. Pero cual no fue su sorpresa cuando al dejarlo con la oca, el ganso recién nacido emitía sonidos lastimeros huyendo de ella y siguiéndo a Konrad. Sólo se tranquilizaba al verlo a él, a quien consideró su madre: “¡Su madre era yo y no la oca blanca!. Suspirando acepté mi crucecita y lo llevé a la casa. El animalito recibió el nombre de Martina. No podía separarme de él ni un minuto. Si lo hacía lloraba desgarradoramente. Entonces, construí un pequeño cesto, para llevarlo colgado donde lo podía tener siempre junto a mí”. Con una mantita eléctrica para proporcionarle calor dormía junto a su cama. Lorenz nos cuenta también la maravillosa comunicación que estableció con su hijo adoptivo Martina. Los reclamos del gansito ante diferentes situaciones (miedo, desamparo, “¿dónde estás?”) eran contestados por su padre humano, en palabras de Lorenz, en el idioma de los gansos, el“gansés”.
Leamos atentamente lo que nos cuenta Félix acerca de este hermoso libro que marcó una etapa decisiva en su defensa y posterior estudio del lobo:
 


“Leí el libro hace más de quince años. De pronto me llené de entusiasmo porque Lorenz, que ahora es mi amigo, me acababa de entregar la llave maravillosa que me permitiría abrir la puerta que separa al mundo de los hombres del mundo de los lobos.
Siguiendo los datos aportados por Lorenz y su equipo, tomé una pareja de lobos recién nacidos que habían sido arrancados por los pastores de la lobera. Les dimos el biberón, jugamos con ellos, estuvimos en contacto con ellos permanentemente, día y noche. Muy pronto nos dimos cuenta de que aquellos lobos estaban tomándonos, tanto a mí como a mis colaboradores, como miembros de su manada. Esto nos ha permitido estudiar más de cinco manadas diferentes, tener una amistad tan profunda con los lobos que podemos soltar una manada de lobos en el campo y nos seguirán como mansos perros”.

El tratado de Lorenz continúa sobre la psicología animal, profundizando no sólo en animales criados por él mismo sino ante el comportamiento de diferentes carnívoros salvajes, en donde podemos incluir al lobo:

“La mayor parte de las personas están acostumbradas a emplear una escala ética totalmente inadecuada al enjuiciar a los animales de presa y a los vegetarianos. En las fábulas, “los animales” son representados como formando una especie de sociedad humana. El “malvado” animal de presa lleva el estigma de criminal. Y la verdad es que, con los de su misma especie, la mayor parte de los animales de rapiña se comportan de manera tan sociable y decente como los inofensivos vegetarianos".

A propósito de los combates ritualizados de los lobos, Lorenz nos dice:

“Me atrevo a formular un juicio de valor que más bien procede del sentimiento: encuentro maravilloso y sorprendente que el lobo se vea impedido a no morder, pero todavía me asombra más la confianza que le demuestra el vencido. Un animal confía su vida a la decencia caballeresca del otro. De ello tenemos mucho que aprender los hombres.
Sólo el hombre dispone de armas que no han crecido con su cuerpo y de las cuales, por lo tanto, nada saben sus formas innatas de comportamiento; de aquí que no existan las consabidas y eficaces inhibiciones”.

La historia de cómo Félix crió y convivió con una manada de lobos se puede leer con todos los detalles en el fascinante mecanoscrito de Miguel Pou, del que ya habíamos hablado anteriormente. Más información se podrá encontrar en el post de este mismo blog titulado"Palabras de un amigo del lobo" y en la audición (foto cinta cassette) que se encuentra a la derecha, en El Blog de Forestman hablando del lobo y en donde hace referencia a Konrad Lorenz y su libro que en este post tratamos.

Algunos libros de Konrad Lorenz que podéis encontrar en la Casa del Libro (link al final del texto):

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