viernes, 6 de julio de 2012

¿Te acuerdas?

¿Te acuerdas? Quizás no éramos los pioneros en muchas cosas, pero teníamos algo de tejido productivo. No éramos los mejores en tecnología, pero teníamos algo de industria. Probablemente lo que mejor ofrecíamos al mundo era nuestra agricultura... La cesión de soberanía (a no se sabe quién exactamente, dicho sea de paso) implicó dejar las políticas agrarias de los países miembros de la UE para constituir la PAC y sus relaciones comerciales con otros países para administrarlas de forma conjunta. ¿Pero tiene sentido esto para España? Sin más disquisiciones sobre el tema, repasemos algunos datos objetivos:

Con la entrada del euro, la cesta de la compra en España ha subido un 48% —desde los 4.600 euros al año hasta los 6.800—, mientras que, por el contrario, el salario medio sólo ha crecido un 14%.

Estos son los datos que esgrime la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) para denunciar el incremento de precios que ha provocado la moneda única europea a lo largo de estos años.

“Tomarse una cerveza, ir al cine o comprar una casa, todo resulta más caro con una moneda que nos metió de lleno en Europa a cambio de rascarnos el bolsillo”, señala OCU, que asegura que el pan cuesta ahora un 81% más que en 2001, mientras que los huevos se han encarecido en un 114%; la leche, un 48%; el arroz, un 45% y aceite de oliva, un 33%, entre otras cosas.

Según la OCU, es el momento de “hacer cuentas”, ya que ni la Unión Europea ni la moneda única viven sus mejores momentos, con una de las peores crisis económicas y demasiados rumores hablando del retorno a pesetas, marcos, francos o liras.

En materia de vivienda, el metro cuadrado de las casas de segunda mano ha pasado de costar 328.923 pesetas en Madrid en 2001 (1.973 euros) a costar 3.507 euros, un 78% más, según Idealista. El metro cuadrado de la vivienda nueva, según la Sociedad de Tasación, se ha encarecido un 66%, hasta los 2.419 euros.

Los transportes, por su parte, también se han encarecido estos años. En concreto, el tren es ahora un 45% más caro que en 2002, mientras que el autobús cuesta de media un 48% más y el transporte urbano, un 58%. Los combustibles, además, cuestan hoy un 82% más que antes del euro.



Democracia Real YA



Desarollo




jueves, 5 de julio de 2012




La generación que construyó España



“¿Quiénes son los pobres? Los nietos de los ricos”. Aforismo castellano

Cuando analizas lo que ocurre en una empresa o una sociedad, debes buscar las causas que provoquen su situación, porque sólo trabajando sobre las causas, puedes cambiar los efectos. Y no tengo ninguna duda de que una de las principales causas de la prosperidad que vivimos en los años pasados fue la actitud de la generación de nuestros padres, y una de las principales causas de la crisis, es haber perdido esa actitud.


Recuerdo que hace años, un empresario brillante que viajó a China para hacer negocios, me comentaba: “China va a ser imparable. Cuando llegas allí el ambiente te ecuerda la España de los años 70. Todo el mundo quiere trabajar mucho, ahorrar, comprarse su casa, su coche, que sus hijos vayan a la universidad… Cuando una generación está así centrada, no hay quien la pare”

Este pensamiento me hizo reflexionar entonces y me ha vuelto a la memoria al contemplar a las tres generaciones que convivimos.
Mis padres tienen en torno a 70 años, y siempre han sido un ejemplo de trabajo, honradez, austeridad, previsión y generosidad. Pertenecen a una generación que, como dice mi padre, les tocó el peor cambio: de jóvenes trabajaron para sus padres y de casados para sus hijos.
Son gente que veía el trabajo como una oportunidad de progresar, como algo que les abría a un futuro mejor, y se entregaron a ello en condiciones muy difíciles. Son una generación que compraba las cosas cuando podía y del nivel que se podía permitir, que no pedía prestado más que por estricta necesidad, que pagaban sus facturas con celo, y ahorraban un poco “por si pasaba algo”, que gastaban en ropa y lujos lo que la prudencia les dictaba y se bañaban en ríos cercanos, disfrutando de tortillas de patata y embutidos, en domingos veraniegos de familia y amigos.
Y tan sensatos, prudentes y trabajadores fueron, que constituyeron el germen de casi todas las empresas que hoy conocemos, y que dan trabajo a la mayoría de los españoles que aun lo conservan.
Sabían que el esfuerzo tenía recompensa y la honradez formaba parte del patrimonio de cada familia. Se podía ser pobre, pero nunca dejar de ser honrado.
La democracia significaba libertad y posibilidades y seguir viviendo en armonía y respeto, pero cometieron los dos peores errores imputables a esa generación:
1) “Que mis hijos no trabajen tanto como trabajé yo”. Nos cargamos la cultura del esfuerzo y del mérito de un plumazo, convirtiendo el trabajo en algo a evitar.
2) “Como tenemos unos ahorrillos, hijo, tu gasta, que para eso están tus padres”. Con lo que la generación siguiente empezó a pensar que el dinero nacía en las cuentas corrientes de sus padres, que daban la impresión de ser inagotables y que los bancos eran unas fuentes inagotables de hipotecas, rehipotecas y contra rehipotecas.
Y entonces, eclosionó esa nueva generación.
La generación de los nuevos ricos, la generación de “los pelotazos”, del gasto continuo, de la especulación, de la ingeniería financiera, de la exhibición del derroche, la de lo quiero todo y lo quiero ya, la de “papá dame”.
Y todos nos volvimos ricos (en apariencia), todos nos convertimos en gastro-horteras.
¿Conocéis a alguien de esa generación que se atreviera a comer un bocata de chorizo? Le corrian a gorrazos por paleto. Había que comer hamburguesas reconstruidas al aroma de los almendros al atardecer. ¿Y qué decir del vino? Pasamos sin fase de descompresión del Don Simón con Casera, al Vega Sicilia. El vino ya no está “bueno”, ahora tiene matices a fruta del bosque, con un retrogusto alcohólico, que adolece de un cierto punto astringente, con demasiada presencia de roble. Esto, por supuesto, a golpe de docenas de euro, que para ser un “enterao” hay que pasar por taquilla. ¡Y es que pocas cosas cuestan tanto, como ocultar la ignorancia!
Es la generación de “endeudarse para demostrar que eres rico”. Increíble pero cierto.
- ¿Sólo debes 500.000 €? Es que eres un cutre. Mira, nosotros debemos ya 2.000.000 y nos están estudiando una operación por otros 2 más.
- Vosotros sí que sabéis sacar provecho al sistema… Ojalá yo algún día pueda deber esas cantidades. ¡Cuánto envidio tus préstamos!
En Alemania no daban abasto a fabricar Mercedes, Audis, BMW para los españoles.
Irrumpió Europa en nuestras vidas y llegó en forma de mega infraestructuras que producían mega comisiones para todos los involucrados. ¡Viva el cazo! ¡Viva el yerno del Rey! ¡Que se besen los padrinos!
Además llovían las subvenciones, nos daban una fortuna por plantar viñas y luego a los dos años otra fortuna por arrancarlas. Que llegaba un momento que no sabías si tenías que plantar o arrancar. A propósito, ¿Qué toca este año?
Si algún “tarao” decía que hay que parar eso, se le lapidaba y “que no pare la fiesta”. Por supuesto que todos estabamos de acuerdo que eso era imposible que se sostuviera, pero hay que empezar a recortar por el vecino, que lo mío son todo derechos esculpidos en piedra en la sacrosanta constitución.
De la siguiente generación mejor no hablar. Esa es la generación que dice el aforismo que será pobre, por ser nieta de ricos.
Si somos incapaces de volver a los valores con los que se construye una sociedad sostenible, nos hundiremos, eso sí, cargados de reivindicaciones.
En mi casa siempre he tenido un ejemplo vivo de cordura, honradez y esfuerzo. Y no han sido menos felices que nosotros. Los psiquiatras, de hecho, dicen que al revés, que han sido bastante más felices, estre otras cosas porque no necesitaban ir a sus consultas. Debe ser que la sencilla tortilla, el melón fresquito, comprar el sofá cuando se podía, poner las cortinas cosidas por nuestra madre, con ayuda de la abuela, trabajar y echarle huevos para emprender (aunque entonces no lo llamaban así) no debía ser mala receta.
Hay que dar las gracias a nuestros padres y a toda esa generación que nos regalaron un país cojonudo, que nos hemos encargado de arruinar (entre todos, que todos hemos aplaudido la locura), y que sólo con que nos descuidemos un poquito más, le vamos a dejar a nuestros hijos un protectorado chino, donde serán unos esclavos endeudados y tendrán unas historias legendarias sobre la prosperidad que crearon sus abuelos, empeñaron sus padres y son incapaces de imaginar los nietos.
No se si estamos a tiempo de cambiarlo, pero cada vez nos queda menos tiempo. Y lo bueno es que los maestros los podemos encontrar en casa.

Fernando Sánchez Salinero






martes, 3 de julio de 2012

tú no eres mi verdadera madre!!




Champiñones, buen sustituto de la carne

El Champiñón, un buen sustituto de la carne

El champiñón es uno de los hongos más consumidos, ya que a sus propiedades remineralizantes se añade su agradable sabor y facilísima preparación.

De este hongo destacan especialmente dos especies: la cultivada o Agaricus Bisporus y el silvestre o Agaricus Arvensis también llamado "bola de nieve".

El cultivo del champiñón se remonta al siglo XVIII en Francia, por eso también se le conoce como Champiñón de París. La facilidad de su cultivo y su agradable sabor hacen del champiñón uno de los hongos más conocidos y consumidos.

Propiedades del champiñón
Su efecto remineralizante es muy útil en caso de personas enfermas o aquellas que no pueden o no quieren tomar carne (contienen proteínas fácilmente asimilables)

Su contenido en Selenio le confiere un efecto antioxidante.
Información nutricional del champiñón

El contenido nutricional siempre vendrá condicionado por varios factores: si es silvestre o cultivado, en que medio crece (más húmedo o menos, con más materia orgánica o menos y sobre el tipo de sustrato en que se cultiva)
En general diremos que contienen
• 88 % de agua.
• 4 - 5 % de proteínas.
• 6 % de hidratos de carbono.
• 0´3 % de grasas.

Más que una gran cantidad de minerales, el champiñón contiene una gran variedad destacando el contenido en Selenio, Fósforo, Magnesio y Potasio.

Contienen también pequeñas cantidades de vitamina A (especialmente los silvestres), C (se pierde rápidamente si no son muy frescos) B1 y D.

El contenido calórico del champiñón es bajo, siendo muy adecuado en dietas depurativas o para perder peso. Su aporte de fibra no soluble favorece un efecto saciante.
Aporta un contenido en grasas bajísimo siendo éstas, eso si, muy saludables (ácido linoleico) No contienen, pues, colesterol.

¿Sabías que el champiñón...?
Los hongos y setas, en general, absorben fácilmente los metales pesados y la radioactividad. Por ello se recomienda comprarlos cultivados o no recolectarlos nunca cerca de carreteras o de industrias. Si el champiñón es silvestre hemos de cuidar también que no contengan parásitos, estén contaminadas y sobre todo asegurarnos que es la especie adecuada.

Pero hay mas…

Este humilde ingrediente de ensaladas y guisos se reivindica ahora como potente antioxidante y esencial para el sistema inmune. Investigadores chinos y estadounidenses afirman que es la fuente natural más rica en ergotioneína.

Un estudio publicado en la revista Journal of Nutrition da fe del potencial antioxidante de los rústicos champiñones (Agaricus bisporus) y apunta que el beneficio que su consumo conlleva en la salud podría trasladarse al ámbito de la inmunidad y los cánceres.
Dayong Wu, científico del Laboratorio de Inmunología Nutricional de la Universidad de Tufts (Massachussets), es primer firmante del artículo en el que se describe la investigación de los efectos de una dieta de champiñones . El estudio se ha llevado a cabo por expertos de la misma universidad junto con investigadores de la Universidad de Pensilvania y de la Agencia China para el Control y la Prevención de Enfermedades Comunicables. A la vista de los resultados, reclaman una extensión de sus indagaciones en clínica humana.

Ergotioneína

El mayor beneficio de los champiñones sobre la salud, suscriben los autores, radica en la ergotioneína, un aminoácido de origen vegetal que abastece de energía (ATP) a las mitocondrias celulares, aumentando el grado de eficacia con que el oxígeno interviene en el metabolismo. El resultado es una mayor producción de CO2 y menor fabricación de ácido láctico. A la par, la ergotioneína actúa en el organismo como poderoso antioxidante, cuyos efectos son particularmente apreciables en el hígado, el cristalino de los ojos y los glóbulos rojos (protege a la hemoglobina de la oxidación).
Si una de las fuentes más características de dicho aminoácido es el germen de trigo, Wu y colaboradores han mostrado en su trabajo que los champiñones poseen doce veces más ergotioneína que el subproducto cereal.

Protección infecciosa y antitumoral
Una de las observaciones más interesantes de este estudio fue que las ratas, alimentadas exclusivamente a base de champiñones, fueron más resistentes a las infecciones, un extremo que los investigadores desean corroborar cuanto antes en seres humanos.
«Es la primera vez que se detecta un efecto del consumo de champiñones sobre la inmunidad», explica Wu, «y tenemos motivos para pensar que estos hongos refuerzan el sistema inmune adquirido y constituyen una primera línea de defensa del organismo frente a las infecciones».

CONSUME CHAMPIÑONES Y VIVE SANO