domingo, 5 de diciembre de 2010

SOCIALDEMOCRACIA

Socialdemocracia

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Eduard Bernstein (1850-1932): Político socialdemócrata alemán y fundador de la teoría evolucionaria del socialismo mediante reformas parlamentarias.
La socialdemocracia, es una ideología política que surgió a finales del siglo XIX a partir del movimiento socialista. La socialdemocracia moderna se diferencia de otras concepciones del socialismo por la manera que interpreta el significado e implicaciones de ese término, especialmente en materias políticas: «La Internacional Socialista se fundó hace cien años para coordinar la lucha mundial de los movimientos socialistas democráticos por la justicia social, la dignidad humana y la democracia. En ella se reunieron partidos y organizaciones de tradiciones diferentes, que compartían el objetivo común del socialismo democrático. A lo largo de su historia, los partidos socialistas, socialdemócratas y laboristas han defendido los mismos valores y principios. [...] Los socialistas democráticos han llegado a proclamar estos valores por caminos muy distintos, a partir del movimiento obrero, de los movimientos populares de liberación, de las tradiciones culturales de asistencia mutua y de solidaridad comunitaria en muchas parte del mundo. También tienen raíces en las diversas tradiciones humanistas del mundo. Pero aunque existan diferencias ideológicas y culturales, todos los socialistas comparten la concepción de una sociedad mundial pacífica y democrática, con libertad, justicia y solidaridad».[1] Mientras para los socialdemócratas tales principios representan la esencia del socialismo, otros, definiendo el socialismo en el significado que generalmente se tiene del marxismo, rechazan esta interpretación.
La socialdemocracia también aborda los temas valóricos desde un prisma progresista.
Los socialdemócratas se caracterizan por sus políticas reformistas ligadas a la participación ciudadana, a la protección del medio ambiente y a la integración de minorías sociales en las democracias modernas.
Es el sector de la izquierda política más importante del mundo contemporáneo.

Orígenes

La socialdemocracia surge a finales del siglo XIX y principios del XX en el seno del movimiento obrero y el socialismo. La necesidad de articular políticamente el movimiento proletario hizo que en las conclusiones de la Conferencia de Londres que dio origen a la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT, 1864) se aconsejara –inspiradas prioritariamente en el pensamiento marxista– la creación de partidos políticos. Estos partidos serían los defensores de las ideas sostenidas por la Internacional y se articularían como "vanguardia organizada de las fuerzas proletarias". El primer partido socialdemócrata fue el alemán (SPD, 1869), señalado como ejemplo a seguir por los propios líderes de la Internacional. Tomado como modelo se crearon los partidos socialdemócratas de España (1879), Bélgica (1885), Austria (1889), Hungría (1890), Polonia (1892), Bulgaria y Rumania (1893), Holanda (1894) y Rusia (1898). Un desarrollo político muy importante tuvieron los partidos socialdemócratas escandinavos (Dinamarca, 1879; Noruega, 1887; Suecia, 1889). En Inglaterra y algunos otros países los partidos socialistas siguieron una línea más laborista y adoptaron ese nombre. (ver Partido Laborista)
En la época de su fundación, y una vez expulsados los anarquistas de la II Internacional en 1896, todos estos partidos nacionales tuvieron planteamientos ideológicos muy semejantes, inspirados en el triunfante marxismo. Inicialmente los partidos socialdemócratas incluyeron socialistas revolucionarios como Rosa Luxemburgo y Lenin, moderados o centristas que defendía la ortodoxia o camino intermedio como Karl Kautsky y Jean Jaurès y quienes se concentraban en dos metas, el logro del sufragio universal y la conquista del Estado a fin de utilizarlo como instrumento de progreso al socialismo, por ejemplo: Ferdinand Lassalle, etc.
Sin embargo, pronto se abrió una profunda brecha ideológica por parte de Eduard Bernstein, quien postula –citando a Engels– que el socialismo se logrará a través de una lucha «prolongada, tenaz, avanzando lentamente de posición a posición».[2] Lo que producirá una especie de evolución del capitalismo dado que por un lado a) las condiciones económicas no eran las suficientes como para permitir la aparición del socialismo (ver obra citada) y b) que la concentración o acumulación del capital no se ha realizado en los términos previstos por Marx, sino por el contrario, se ha extendido a través de la generalización de las empresas de capital social; lo que significa que en lugar de pauperizar, la sociedad entera ha logrado mejorar los niveles de vida de amplios sectores de ella[3] y por el otro, la ampliación de la democracia y los logros de beneficios sindicales que esa extensión hace posible significa que el proletariado tendría cada vez más derechos a defender y por lo tanto, menos razones para una insurrección. Todo lo anterior "ha revolucionado completamente las condiciones de la lucha del proletariado. Los métodos de 1848 (la referencia es al Manifiesto Comunista) son obsoletos en todo sentido".[4] Paralelamente Bernstein argumenta que la extensión de derechos democráticos a las clases desposeídas -específicamente, el derecho a voto a quienes no son propietarios (ver: sufragio censitario)- cambia las reglas de la política: la democracia se ha transformado en conquista y herramienta popular y por lo tanto supera la necesidad de una insurrección y/o guerra civil a fin de instaurar una dictadura del proletariado. Consecuentemente, Bernstein analizaba la posibilidad de transformación del capitalismo al socialismo mediante un proceso de reformas políticas y económicas; la consecución de estas reformas debían figurar en adelante como objetivo prioritario del movimiento obrero, por lo que la confrontación electoral y la presencia parlamentaria de los partidos socialdemócratas se transforma en método central de avance al socialismo. Aunque las tesis de Bernstein fueron condenadas por casi todos los partidos, su posicionamiento (denunciado por los continuistas como revisionismo) tuvo una amplia influencia en el socialismo internacional. (ver también: Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia )
Es importante mantener presente que las reformas que Bernstein está postulando no se refieren solo un sistema de beneficios, sean sindicales o sociales, sino que al sistema político mismo -especialmente el de su tiempo- Para el, la democracia es un concepto no solo mejorable sino un objetivo político que se debe lograr o implementar -por ejemplo, a través de la lucha por el derecho de los sindicatos a participar no solo en la administración de empresas sino también en la dirección política de un país- Así, define democracia, negativamente, como : “la ausencia del gobierno de clases (...) el principio de la supresión del gobierno de las clases aunque no todavía la actual supresión de las clases”.[5]
Por su parte, los partidos laboristas estaban también fuertemente influidos por la visión de la Sociedad Fabiana, quienes creen que la transición a una sociedad socialista podía lograrse mejor mediante una evolución dentro de la democracia representativa que por una revolución violenta o algún otro medio alternativo al de elecciones democráticas.

Ideología

La socialdemocracia plantea:

La socialdemocracia después de la revolución bolchevique

Socialdemocracia como "socialismo reformista": el triunfo de la revolución bolchevique hizo que el socialismo internacional se dividiera definitivamente en dos grandes grupos; las facciones más radicales de los partidos socialistas y socialdemócratas se escindieron y acabaron conformando partidos comunistas, integrados en la III Internacional (Internacional Comunista o Comintern), que seguía una línea próxima al gobierno bolchevique en Moscú a fin de lograr la socialización de los medios de producción -teoría que nunca se vio confirmada históricamente ya que en ningún caso se llegó a lograrlo bajo ningún gobierno comunista en el mundo-
Los partidos o corrientes que seguían las tesis de Bernstein continuaron denominándose socialdemócratas y se fueron agrupando en la Unión de Partidos Socialistas para la Acción Internacional (irónicamente denominada "Internacional Dos y medio" o "Segunda Internacional y media" por los partidarios del comintern). Finalmente, estos partidos concurren a la creación de Internacional Obrera y Socialista en 1923. Entre los impulsores de esta Internacional se encontraba el Partido Socialdemócrata de Austria, al que pertenecían diversas personas, como Otto Bauer, que fueron englobadas dentro del austromarxismo.
Algunos de estos partidos alcanzaron labores de gobierno, en solitario o en coalición, incluso con partidos comunistas, en el tumultuoso escenario de la Europa de entreguerras (ver Frente Popular). Algunos partidos que formaban parte de esta Internacional defendían la reforma como forma de llegada a un socialismo sin propiedad privada y no se oponían a la existencia de la URSS, otros -especialmente los laboristas- llegaron - bajo la influencia del keynesianismo a proponer que lo central es el control estatal de los mecanismos financieros -a partir de lo cual seguirá un proceso lento de evolución hacia el socialismo,
Aparte de los ya nombrados, entre los pensadores y políticos más conocidos que tuvieron más influencia sobre la socialdemocracia en este periodo se encuentran: José Batlle y Ordóñez; Léon Blum; Ramsay MacDonald; Pierre Mendès France; Tony Crosland (principal implementador político de las ideas de Keynes), John Maynard Keynes; John Kenneth Galbraith, Olof Palme, Nehru, etc.

La socialdemocracia contemporánea

En los últimos tiempos, muchos socialdemócratas mantienen que no existe un conflicto entre la economía capitalista de mercado y su definición de una sociedad de bienestar mientras el estado posea atribuciones suficientes para garantizar a los ciudadanos una debida protección social (ver Economía del bienestar). En general, esas tendencias se diferencian tanto del social liberalismo como del liberalismo progresista en la regulación de la actividad productiva, y en la progresividad y cuantía de los impuestos. Esto se traduce en un incremento en la acción del Estado y los medios de comunicación públicos, así como de las pensiones, ayudas y subvenciones a asociaciones culturales y sociales (ver economía mixta). Algunos gobiernos europeos han aplicado en los últimos años una variante de la Tercera Vía que es un poco más próxima al liberalismo, con un menor intervencionismo y presencia de empresas públicas, pero con el mantenimiento de las ayudas y subvenciones típicas de la socialdemocracia. (ver Tony Blair, etc). Por lo demás, su ideología en temas sociales es equiparable a la del resto de la izquierda política.
Entre los pensadores que han tenido más influencia sobre la socialdemocracia en el presente se encuentran Gerhard Schröder; Paul Krugman, Robert Solow, Joseph Stiglitz; Amartya Sen; Claus Offe, y, principalmente, Norberto Bobbio y Zygmunt Bauman. Las ideas que han dado origen a las posiciones de Tony Blair y Gordon Brown se asientan principalmente sobra la obra de Anthony Giddens y Jeffrey Sachs. Gordon Brown ha sido también influido por alguna de las percepciones de Gertrude Himmelfarb.
Los partidos socialdemócratas se encuentran entre los más importantes en la mayor parte de los países europeos, así como en la mayor parte de países influidos por el viejo continente, con la notable excepción de Estados Unidos, donde Bernie Sanders es el único senador independiente que se declara abiertamente como socialista democrático.
La mayor parte de los partidos socialdemócratas son miembros de la Internacional Socialista, que es sucesora de la Segunda Internacional y la Internacional Obrera y Socialista a partir de 1951.
A menudo se utilizan los términos "socialismo" o "socialista" en referencia a la socialdemocracia y los socialdemócratas, aunque el concepto "socialismo" es más amplio, ya que en diferentes países pueden incluir a socialistas democráticos, marxistas, comunistas y anarquistas.

Críticas a la Socialdemocracia

  • Los comunistas y socialistas de la izquierda más ortodoxa afirman que la socialdemocracia abandonó la tesis de transformación gradual de la sociedad capitalista a una sociedad igualitaria, pues en la mayoría de los países donde los socialdemócratas han gobernado, mientras aplican sus planes de bienestar social (en su opinión, cada vez más reducidos), el capitalismo sigue desarrollándose salvajemente, generando monopolios, concentración de riqueza y desigualdad.
  • La derecha política afirma que los socialdemócratas fomentan burocracias estatales mantenidas con una excesiva carga impositiva a los ciudadanos, son críticos del Estado de Bienestar, sistema económico característico de la socialdemocracia, argumentando que este supone un riesgo moral, ya que los individuos se ven desligados de las consecuencias económicas de sus actos, y además son forzados a subvencionar el consumo de otros.
  • Para muchos políticos conservadores, la socialdemocracia es refugio de comunistas y extremistas de izquierda que utilizan una plataforma política que se muestra "renovada" pero que gradualmente sigue expandiendo ideas de fuerte inspiración marxista que ellos consideran negativas para la sociedad.
  • Desde el mundo religioso las críticas apuntan a las políticas progresistas de los socialdemócratas, como por ejemplo, las uniones legales de personas del mismo sexo y la enseñanza de los diferentes métodos de anticoncepción a la juventud desde una edad temprana.
  • Frei Betto, teólogo de la liberación, criticaba a la socialdemocracia en su célebre escrito "Diez consejos de Frei Betto para los militantes de izquierda" [6] , en donde afirma lo siguiente: "Cuidado: usted puede estar contaminado por el virus social-demócrata, cuyos principales síntomas son usar métodos de derecha para obtener conquistas de izquierda y, en caso de conflicto, desagradar a los pequeños para no quedar mal con los grandes". Sin embargo, incluso en aquel documento Betto propone que los izquierdistas deberian seguir un consejo de Bobbio. Posteriormente, Betto clarifico su posicion: "Personalmente tenía la expectativa de que el ritmo fuera más ágil hasta que comprendí lo compleja y pesada que es la maquinaria del Estado. El PT podía haber apostado por una opción revolucionaria cuando nació en plena dictadura, y en cambió optó por esa democracia burguesa, con todas sus limitaciones. ... He descubierto que el Ejecutivo puede mucho menos de lo que mucha gente cree. Puede mucho, pero a largo plazo, no inmediatamente. Creo que este es un Gobierno que está haciendo reformas que el Gobierno anterior no hizo en ocho años, que da prioridad a la política social; que está elaborando un plan nacional de reforma agraria, sin demagogia, para realizar aquello que se ha propuesto históricamente. [7] y "Por mi fe cristiana yo sigo siendo militante de la utopía y he dedicado mi vida a luchar por los  pobres. Utilizo la herramienta del gobierno para trabajar en beneficio de los derechos de los más desfavorecidos. Pero es necesario entender que llegar al gobierno es una cosa y llegar al poder es otra. Confío en las raíces cristianas y en las posibilidades de crear un mundo en el que se puedan compartir los bienes naturales. Ese debe ser el camino de la democracia, es decir, conjugar la articulación de los conceptos de justicia y libertad." [8] . A mayor abundancia, Betto explica: "Hay que tener poder. Para llegar al poder, hay dos vías: Hay la vía leninista, que primero hay que tomar el poder para después incrementarlo, esta vía es muy difícil porque hoy día, en AL la vía armada interesa solo a dos sectores, los fabricantes de armas y la extrema derecha. .... Hoy, en America Latina, tenemos una oportunidad histórica y quizás única: La oportunidad de tomar el poder por la vía pacifica y democrática. A través de la organización de los movimientos populares y sociales, para mi es la vía mas acertada y mas viable en este momento histórico que estamos viviendo. [9]

Notas y referencias

Véase también

Enlaces externos

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