La Costra Nostra
Por Javier Gallego
No es Chicago en los años 30 y 40. No es Nueva York en los 70 y 80. Tampoco es Sicilia ni Calabria. Pero sí es Génova. Y también Ferraz. Es Madrid y Barcelona y Valencia y Sevilla. Es España en 2012. Por todo el país se ha extendido una mafia, una casta que se rige por los códigos mafiosos y que se expande como una mancha de aceite por todos los ámbitos del poder, política, banca, jueces, iglesia, periodistas. Son La Costra Nostra, un coágulo que se ha endurecido como un quiste taponando la herida y ahogándonos debajo.
No encuentro otra explicación para describir este estado de permanente extorsión al ciudadano y de impunidad del poderoso. Si teníamos ya serias sospechas, se han desvelado como certezas con el caso de La Bankia Nostra, la banca que ahora es “nostra” a la fuerza. A la fuerza, ahorcan. Y a nosotros nos han ahorcado y no hemos podido decir que no porque la entidad mafiosa ha actuado como Vito Corleone cuando dijo: “Le haré una oferta que no rechazará”.
En efecto, Rodrigo Corleone-por-un-Rato y su familia bancaria nos ha dejado en la cama una deuda de caballo, que al principio
parecía un pony de 9.000 millones, después un potro de 15.000 y ha terminado siendo un percherón de más de 23.000 millones de euros, el mayor atraco de la Historia a la Hacienda Pública con el silencio de las más altas esferas del Estado, desde el Banco de España a los dos últimos gobiernos que no han protestado, no se han indignado, no exigen responsabilidades. Si no son cómplices de lo que estaba pasando, lo son ahora por no llevarlos ante los tribunales. Lo es ahora el gobierno actual por impedir que Rato y sus consejeros vayan a dar explicaciones al Parlamento. Lo es por no crear una comisión de investigación. Lo es el principal partido de la oposición por no haberla pedido aún y preferir una comparecencia, es decir, un paripé. Aquí hay que investigar a fondo a quienes mintieron descaradamente y dijeron que Bankia tenía una deuda de 30 millones cuando ayer se descubrió que eran 3.000.
Están tan acostumbrados a llevarse dinero que se llevaron también los dos ceros. Lo hacen porque también lo hacen los políticos que declaran primero un déficit y después otro muy distinto. Así que les dimos 4.000 millones y han dejado un agujero de 3.000. Han desperdiciado 7.000 millones. Pero nos piden 19.000, unos 500 euros a cada español, incluidos niños. Así actúa la mafia, te roban y además te piden el “pizzo”, el impuesto mafioso. Y el gobierno se los da y ni les pide que devuelvan sus sueldos y les evita dar explicaciones y el merecido escarnio público. Sólo habrá una comparecencia de los responsables a puerta cerrada. Para que no les oigamos. Esto en la mafia tiene un nombre: Omertá, la ley del silencio.
Es la ley con la que se defienden unos a otros. Todos lo hacen. Lo han hecho los jueces del Consejo General del Poder Judicial con los viajes de lujo de su presidente Carlos Dívar. Lo hace el gobierno cuando otros partidos le piden que obligue a la iglesia a pagar el IBI: de eso no hay nada que hablar. Lo hizo el anterior gobierno socialista que ahora lo pide pero ha tenido décadas de mandato para hacerlo y para modificar sus acuerdos con la iglesia, pero calló la boca. Aunque tienen sus guerras, se defienden unos a otros, son la familia, la casta, los elegidos. Nosotros les hemos elegido. Por eso son La Costra Nostra. Nuestra costra, la herida que nos merecemos.
Son una costra y con las costras, ya se sabe. Podemos quitárnoslas o dejar que caigan solas. En ambos casos, desaparecen.
Javier Gallego "Carne Cruda" Radio 3 Radio Nacional de España
Por Javier Gallego
No es Chicago en los años 30 y 40. No es Nueva York en los 70 y 80. Tampoco es Sicilia ni Calabria. Pero sí es Génova. Y también Ferraz. Es Madrid y Barcelona y Valencia y Sevilla. Es España en 2012. Por todo el país se ha extendido una mafia, una casta que se rige por los códigos mafiosos y que se expande como una mancha de aceite por todos los ámbitos del poder, política, banca, jueces, iglesia, periodistas. Son La Costra Nostra, un coágulo que se ha endurecido como un quiste taponando la herida y ahogándonos debajo.
No encuentro otra explicación para describir este estado de permanente extorsión al ciudadano y de impunidad del poderoso. Si teníamos ya serias sospechas, se han desvelado como certezas con el caso de La Bankia Nostra, la banca que ahora es “nostra” a la fuerza. A la fuerza, ahorcan. Y a nosotros nos han ahorcado y no hemos podido decir que no porque la entidad mafiosa ha actuado como Vito Corleone cuando dijo: “Le haré una oferta que no rechazará”.
En efecto, Rodrigo Corleone-por-un-Rato y su familia bancaria nos ha dejado en la cama una deuda de caballo, que al principio
parecía un pony de 9.000 millones, después un potro de 15.000 y ha terminado siendo un percherón de más de 23.000 millones de euros, el mayor atraco de la Historia a la Hacienda Pública con el silencio de las más altas esferas del Estado, desde el Banco de España a los dos últimos gobiernos que no han protestado, no se han indignado, no exigen responsabilidades. Si no son cómplices de lo que estaba pasando, lo son ahora por no llevarlos ante los tribunales. Lo es ahora el gobierno actual por impedir que Rato y sus consejeros vayan a dar explicaciones al Parlamento. Lo es por no crear una comisión de investigación. Lo es el principal partido de la oposición por no haberla pedido aún y preferir una comparecencia, es decir, un paripé. Aquí hay que investigar a fondo a quienes mintieron descaradamente y dijeron que Bankia tenía una deuda de 30 millones cuando ayer se descubrió que eran 3.000.
Están tan acostumbrados a llevarse dinero que se llevaron también los dos ceros. Lo hacen porque también lo hacen los políticos que declaran primero un déficit y después otro muy distinto. Así que les dimos 4.000 millones y han dejado un agujero de 3.000. Han desperdiciado 7.000 millones. Pero nos piden 19.000, unos 500 euros a cada español, incluidos niños. Así actúa la mafia, te roban y además te piden el “pizzo”, el impuesto mafioso. Y el gobierno se los da y ni les pide que devuelvan sus sueldos y les evita dar explicaciones y el merecido escarnio público. Sólo habrá una comparecencia de los responsables a puerta cerrada. Para que no les oigamos. Esto en la mafia tiene un nombre: Omertá, la ley del silencio.
Es la ley con la que se defienden unos a otros. Todos lo hacen. Lo han hecho los jueces del Consejo General del Poder Judicial con los viajes de lujo de su presidente Carlos Dívar. Lo hace el gobierno cuando otros partidos le piden que obligue a la iglesia a pagar el IBI: de eso no hay nada que hablar. Lo hizo el anterior gobierno socialista que ahora lo pide pero ha tenido décadas de mandato para hacerlo y para modificar sus acuerdos con la iglesia, pero calló la boca. Aunque tienen sus guerras, se defienden unos a otros, son la familia, la casta, los elegidos. Nosotros les hemos elegido. Por eso son La Costra Nostra. Nuestra costra, la herida que nos merecemos.
Son una costra y con las costras, ya se sabe. Podemos quitárnoslas o dejar que caigan solas. En ambos casos, desaparecen.
Javier Gallego "Carne Cruda" Radio 3 Radio Nacional de España
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