La guerra de exterminio contra el lobo mexicano –porque lo que importaba era la ganadería (¡las hamburguesas marcando el paso desde entonces!)– duró unos cien años. A mediados del siglo pasado se ideó la solución final: acabarlos con carne envenenada (¡qué primitiva inteligencia!). Fueron perseguidos hasta ser borrados del paisaje. Pero, para suerte del lobo, y más de nosotros, sobrevivió en cautiverio un puñado (auténticamente contados con los dedos de las manos) en tres linajes distintos (McBride, Ghost Ranch y Aragón). Con la participación y compromiso de dos países y muchas instituciones se estableció un programa de reproducción de esta majestuosa bestia. Actualmente se cuenta con unos 350 ejemplares criados en cautiverio y se está estudiando meticulosamente la mejor manera de resolver el complejo problema de reintroducirlos al medio natural. Para que la poderosa y profunda voz del lobo vuelva a romper la noche de los bosques de México.
El lobo jugaba un papel importante en el
control y variación genética de las poblaciones de ungulados (venados,
cabras, etc.), así como de aquellas especies que se convierten en plaga.
La destrucción de su hábitat a causa de la ganadería masiva afectó a
las especies que le servían de alimento, esto provocó que atacara al
ganado. La extinción del lobo propició el aumento de las poblaciones de
coyotes.
Las culturas
mesoamericanas apreciaban la fuerza y la bravura del lobo. Se le
asociaba con la guerra, la fuerza individual y el sacrificio. A finales
de los setenta, México permitió a Roy T. McBride capturar y llevar a
EUA cinco lobos, con éstos inició un programa de recuperación de la
especie. Después de largos años de reproducción, cuidados y estudios
científicos, dos familias de lobos mexicanos muy pronto regresarán a
sus montañas.http://h3inz.wordpress.com/2011/05/24/el-lobo-mexicano-esta-de-regreso/
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