Imaginemos un extraterrestre que llegara a la Tierra.
En seguida vería que hay millones de personas enfermas, sin hogar y hambrientas. Entonces preguntaría a un terrestre: ¿Por qué hay tanta gente enferma? ¿No tienen médicos suficientes acaso?
Oh sí, contestaría el humano, tenemos cientos de miles de médicos, y cada año salen muchos más de nuestras universades.
El extraterrestre, sin entender, seguiría preguntando ¿Es que no tienen lugares adecuados para atenderlos? ¿O acaso no tienen los conocimientos adecuados para sanar a los enfermos?
No, no es eso.. tenemos muchos hospitales con estupendas máquinas, y nuestros médicos saben curar la mayor parte de las enfermedades comunes... lo que pasa es que no hay dinero para pagarles.
El extraterrestre, descolocado, seguiría preguntando ¿Y qué es ese dinero que tan importante parece como para que su carencia les impida usar su conocimiento y tecnología para curar a los enfermos?
Oh, el dinero es lo que usamos para intercambiar nuestras cosas o servicios profesionales. Yo cultivo una manzana, te la doy a ti a cambio de dinero y con ese dinero yo puedo pagar al médico para que me cure si estoy enfermo, por ejemplo.
Ah, ahora entiendo, diría el extraterrestre, por lo que veo el dinero es una unidad de intercambio... pero entonces deben tener muy poco circulando, para que haya tantísima gente sin poder usarlo.
“Cuenta la historia que el rey Salomón podía hablar con las bestias, las aves, los peces y los gusanos. También puedo hacerlo yo, y no necesito para ello ningún anillo encantado. Por lo que a mí respecta, no considero muy noble emplear anillos mágicos en el trato con los animales. Sin tales encantamientos los seres vivos cuentan, al que sabe escucharlos, las historias más maravillosas, que son precisamente las verídicas”
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